El comportamiento y el movimiento de las tortugas marinas durante sus primeros años en el mar, conocidos como los "años perdidos", sigue siendo en gran parte un misterio. Investigadores de NOAA-AOML, NOAA Fisheries, Universidad de Florida Central, y el Proyecto TAMAR colaboraron recientemente en un estudio para explorar los mecanismos de dispersión en las tortugas bobas brasileñas, para llenar algunos de estos importantes huecos en la historia de la vida temprana. Un estudio anterior realizado en el Golfo de México desacreditó la creencia histórica de que las tortugas marinas jóvenes dependen únicamente de las corrientes portadoras como mecanismo pasivo de dispersión. Este último estudio descubre nuevos conductores detrás de los viajes de las tortugas marinas jóvenes, sugiriendo que puede haber más de una implicación ecológica detrás de su comportamiento de lo que se pensaba anteriormente.