Las observaciones de la atmósfera son críticas para todos los aspectos del pronóstico del tiempo. Si bien hay varias herramientas nuevas y mejoradas que se utilizan para mejorar los pronósticos de tormentas, los globos meteorológicos prevalecen como una de las herramientas más duraderas y confiables desplegadas por los meteorólogos. Lanzados dos veces al día, todos los días del año en los Estados Unidos -a veces con mayor frecuencia durante los eventos climáticos extremos- los globos meteorológicos, también conocidos como radiosondas, proporcionan datos detallados y fiables que en última instancia ayudan a predecir la trayectoria de las tormentas.
Una radiosonda es un pequeño instrumento desechable suspendido debajo de un globo meteorológico. A medida que el globo se eleva, los sensores de la radiosonda miden los valores de la temperatura, la presión y la humedad relativa de la atmósfera. Estos sensores están conectados a un transmisor de radio, que envía las mediciones a un receptor de tierra. Las radiosondas también están equipadas con GPS, lo que permite a los científicos rastrear su posición, proporcionando información sobre la velocidad y la dirección del viento. Los vuelos pueden durar más de dos horas, y durante este tiempo la radiosonda puede ascender a más de 115.000 pies desde el punto de lanzamiento, proporcionando una sección transversal tridimensional de la atmósfera.
Los datos de los globos meteorológicos se utilizan en un amplio espectro de esfuerzos. Los científicos especializados en huracanes, los meteorólogos, los modeladores y los pronosticadores aplican los datos tanto para mejorar los modelos de pronóstico como los datos de los satélites de verdad de tierra. La información se introduce en los modelos meteorológicos mediante un proceso denominado asimilación de datos, o inicialización, para proporcionar las condiciones iniciales de los pronósticos. Los modelos globales y de huracanes que los especialistas del Centro Nacional de Huracanes de la NOAA utilizan para hacer sus pronósticos se inicializan cada 6 horas.
Aunque los datos de los satélites son importantes para el pronóstico de huracanes, los satélites no pueden hacer mediciones directas. En su lugar, toman fotografías a partir de las cuales los científicos pueden estimar variables como la temperatura, la humedad, el viento y la presión utilizando complicadas ecuaciones llamadas ecuaciones de transferencia radiativa. "Debido a que son mediciones indirectas, no son tan precisas como las directas, pero podemos obtener estos datos todo el tiempo. Debido a la dificultad de utilizar las ecuaciones de transferencia radiativa, con frecuencia utilizamos los datos exactos de la radiosonda para calibrar las observaciones del satélite", explicó el meteorólogo del AOML, Sim Aberson, de la División de Investigación de Huracanes.
Las radiosondas permiten la medición directa de la atmósfera superior, a diferencia de las técnicas de teledetección indirecta empleadas por los satélites o la instrumentación de teledetección terrestre. Como resultado, estos datos de observación son más precisos y fiables que los tipos de datos indirectos. La combinación de ambos permite hacer las mejores previsiones, garantizando la seguridad pública en caso de que se aproxime una tormenta.
"Los modelos iniciados con buenos datos pueden proporcionar una información de previsión mejor y más segura", dijo Aberson. "Cuando el pronóstico es difícil o los diferentes modelos no están de acuerdo, se solicitan observaciones de radiosondeo más frecuentes. Es probable que esto mejore la precisión de los pronósticos".
Publicado originalmente en septiembre de 2017 por Sierra Sarkis