Científicos de la NOAA y del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos de la Universidad de Miami han documentado un dramático cambio de las vibrantes comunidades de coral a las alfombras de algas en las remotas aguas del Océano Pacífico, donde un volcán submarino arroja dióxido de carbono.
La nueva investigación publicada en línea el 10 de agosto en Nature Climate Change ofrece una mirada descarnada al futuro de la acidificación de los océanos: la absorción por parte de los océanos mundiales de cantidades cada vez mayores de emisiones de dióxido de carbono causadas por el hombre. Los científicos predicen que el elevado dióxido de carbono absorbido por los océanos mundiales provocará cambios similares en los ecosistemas, dificultando que los corales construyan esqueletos y facilitando que otras plantas y animales los erosionen.
"Aunque hemos hecho simulaciones de laboratorio de cómo el aumento del dióxido de carbono influye en el crecimiento de los corales, esta es la primera evidencia de campo de que el aumento de la acidificación del océano resulta en un cambio tan dramático del ecosistema de los corales a las algas", dijo Ian Enochs, un científico del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos de la NOAA en la Universidad de Miami que dirigió la investigación. "Los arrecifes de coral saludables proporcionan alimento y refugio a las abundantes pesquerías, apoyan el turismo y protegen las costas de las tormentas. El paso del coral a las rocas cubiertas de algas suele ir acompañado de una pérdida de la diversidad de especies y de los beneficios que proporcionan los arrecifes".
La investigación se llevó a cabo en Maug, una isla volcánica deshabitada en el Commonwealth de las Islas Marianas Septentrionales, a unas 450 millas de Guam. Esta ubicación permitió a los científicos señalar una pequeña zona geográfica que experimenta niveles de dióxido de carbono que varían desde el presente hasta los previstos para cien años en el futuro. Maug también proporcionó a los investigadores una zona con pocos otros factores estresantes provocados por el hombre para el coral, como la sobrepesca y la contaminación procedente de la tierra.
Mediante la instalación de instrumentos submarinos para medir continuamente los efectos del dióxido de carbono, los científicos pudieron utilizar este laboratorio natural para demostrar que la cubierta de coral disminuyó bajo niveles más altos de dióxido de carbono, dando lugar a rocas cubiertas de algas menos deseables cerca de los respiraderos del volcán.
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