El crucero GOMECC-4 evalúa los efectos de la acidificación del océano en el Golfo de México

Los científicos del AOML y los socios de una variedad de universidades e institutos cooperativos completaron con éxito el muestreo de acidificación oceánica más completo del Golfo de México hasta la fecha con la conclusión del cuarto Crucero de Ecosistemas y Carbono del Golfo de México, también conocido como el crucero GOMECC-4. El esfuerzo de investigación a bordo del buque Ronald H. Brown de la NOAA comenzó en Cayo Hueso (Florida) el 13 de septiembre de 2021 con 25 científicos y estudiantes de posgrado a bordo. Terminó 39 días después, el 21 de octubre, con una parada en el puerto de San Petersburgo, Florida.

El esfuerzo multi-institucional, realizado en apoyo del Programa de Acidificación Oceánica de la NOAA, monitoreó las condiciones de acidificación oceánica en todo el Golfo de México para evaluar las tendencias de acidificación y los impactos potenciales en los ecosistemas costeros. Se recogieron observaciones de aproximadamente 140 estaciones para medir el alcance de la acidificación oceánica en toda la columna de agua del Golfo, así como parámetros clave de carbono, físicos y biogeoquímicos.

Izquierda: Un corer de sedimentos se recupera con seguridad después de haber sido desplegado a una profundidad de 3200 metros. A la derecha: Emily Osborne, del AOML, comprueba la integridad de los núcleos tras la recuperación del instrumento. Fotografía: Grace Owen, Universidad de Miami.

La acidificación de los océanos se produce cuando los océanos absorben mayores cantidades de dióxido de carbono (CO2) procedentes de las emisiones atmosféricas, lo que reduce los niveles de pH y hace que el agua de mar sea más ácida. Aunque la absorción deCO2 por parte del océano ayuda a regular los niveles deCO2 atmosféricos, la disminución del pH afecta negativamente a una amplia gama de organismos marinos, perjudicando su capacidad de desarrollo.

Además de cuantificar el aumento deCO2 en las aguas costeras cercanas a la superficie, el equipo científico estudió la abundancia, la diversidad y la salud de diversas especies marinas. Se llevaron a cabo estudios de plancton utilizando redes en estaciones seleccionadas para captar la variabilidad de la distribución y la abundancia de los peces de la costa a la costa, así como la edad de las larvas, el crecimiento, la condición, la dieta y la evidencia de la ingestión de microplásticos.

Los científicos del AOML Emily Osborne y Andy Stefanick preparan un flotador de perfiles biogeoquímicos Argo para su despliegue en el Golfo de México. Fotografía: Grace Owen, Universidad de Miami.

Se recogieron muestras de ADN ambiental o ADNe en lugares costeros y de mar abierto para estudiar los patrones de biodiversidad y composición de las poblaciones de bacterias, plancton y peces. El muestreo se coordinó con mediciones biológicas, de acidificación oceánica y otras mediciones físico-químicas, lo que permitió realizar predicciones estadísticas de las relaciones entre la acidificación oceánica y la biodiversidad.

También se desplegó un corer de sedimentos para recoger muestras del fondo oceánico. Estas muestras se analizarán en relación con la acidificación de los océanos y se utilizarán en estudios paleoceanográficos. Además, se desplegaron cuatro flotadores de perfil biogeoquímico Argo para medir una serie de parámetros biológicos y químicos -presión, temperatura, pH, salinidad, oxígeno, nitrato, clorofila-a y retrodispersión- en los 2000 metros superiores de la columna de agua. Estas nuevas observaciones colmarán lagunas vitales en el conocimiento de las aguas del Golfo y aportarán datos para mejorar las predicciones meteorológicas y climáticas, así como las previsiones.

El crucero formó parte de la investigación sobre acidificación de los océanos del AOML y fue dirigido por la doctora Leticia Barbero, científica del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos de la Universidad de Miami.