En un estudio reciente publicado en la revista Science Advances, los oceanógrafos del AOML y del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos describen por primera vez la variabilidad diaria de la circulación de las principales corrientes profundas del Océano Atlántico Sur que están vinculadas al clima y a la meteorología. El estudio determinó que las pautas de circulación en las capas superiores y más profundas del Atlántico Sur suelen variar independientemente unas de otras, un nuevo resultado importante acerca de la más amplia Circulación Meridional de Vuelco (MOC) en el Atlántico.
El MOC es uno de los principales componentes de la circulación oceánica, que mueve constantemente calor, sal, carbono y nutrientes por todos los océanos del mundo. Las variaciones del MOC tienen importantes impactos en muchos fenómenos climáticos de escala global, como los cambios en el nivel del mar, el clima extremo y los patrones de precipitación.
Tradicionalmente, la mayoría de las observaciones del MOC se han centrado en el Atlántico Norte, donde se forman los mayores volúmenes de nuevas aguas oceánicas profundas. Las observaciones en el Atlántico Sur fueron históricamente limitadas en comparación. En 2009, los científicos e ingenieros del AOML comenzaron a trabajar con asociados internacionales para construir el South Atlantic MOC Basin-wide Array (SAMBA), una línea de sensores oceanográficos anclados en el fondo del mar en lugares del Atlántico Sur, a fin de proporcionar una comprensión más completa del comportamiento del MOC en esa región.
"Un hallazgo clave de este estudio es que nuestros datos mostraron que las corrientes oceánicas en las partes más profundas del Océano Atlántico Sur se comportan de manera diferente a lo que pensábamos antes de tener este nuevo conjunto de datos a largo plazo, lo que puede tener grandes implicaciones para el clima y los pronósticos meteorológicos realizados por los modelos oceánicos en el futuro", dijo Marion Kersale, doctora en oceanografía del Instituto Cooperativo de Estudios Marinos y Atmosféricos de la Universidad de Miami y autora principal del estudio.
Este estudio encontró que la circulación de la capa superior es más energética que la de la capa muy profunda, o abisal, en todas las escalas temporales que van desde unos pocos días hasta un año. Los flujos en las capas superior y profunda del océano se comportan de forma independiente unos de otros, lo que puede afectar a la forma en que todo el sistema MOC influye en la subida del nivel del mar y en la intensificación de los huracanes en el Atlántico.
El MOC consiste en una célula superior de aguas más cálidas y ligeras que se encuentra encima de las aguas más frías y densas, conocida como la célula abisal. Estas masas de agua viajan alrededor del océano global, intercambiando temperatura, salinidad, carbono y nutrientes a lo largo del camino. Durante muchos años los oceanógrafos tuvieron una idea demasiado simplista de la MOC, creyendo que traía aguas cálidas al norte del Atlántico Norte donde las aguas se enfriaban y se hundían y volvían al sur. Esta simple imagen puede ser pensada como una cinta transportadora que gira con las aguas superficiales y profundas moviéndose en direcciones opuestas. Los resultados de este estudio han demostrado además que el MOC es mucho más complejo que el esquema de la cinta transportadora que se muestra en la Figura 2.
Investigaciones como la dirigida por Kersale están ayudando a los oceanógrafos a refinar y mejorar nuestra comprensión de las complejidades del sistema MOC, en particular la variabilidad de la célula más profunda que en el Atlántico Sur que se encuentra debajo de la capa superior representada en la Figura 2. Estas observaciones permitirán a los científicos validar los modelos del sistema terrestre, y ayudarán a los objetivos de la NOAA de mejorar nuestra comprensión del sistema climático/meteorológico.