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Pregunta: C5i) ¿Por qué no intentamos destruir ciclones tropicales con otros medios?

Contribuido por Chris Landsea (NHC)

Han habido numerosas técnicas que hemos considerado al pasar de los años para modificar huracanes: llenarlos con hielo seco o yoduro de plata, enfriando el océano con material criogénico o témpanos de hielo, cambiando el balance radiativo en el ambiente del huracán por absorción de la luz del sol con polvo negro de carbón, explotando el huracán con bombas de hidrógeno, y soplando la tormenta fuera de las costas con ventiladores gigantes, etc. (Algunos de éstos se han discutido en detalle en esta sección de Preguntas Frecuentes.) Así estas sugerencias hayan sido razonadas cuidadosamente, todas comparten la misma deficiencia: Ninguna tiene en cuenta el tamaño y poder de ciclones tropicales. Por ejemplo, cuando el huracán Andrew golpeó el Sur de la Florida en 1992, el ojo y la pared del ojo devastaron una franja de 20 millas de ancho. La energía térmica liberada alrededor del ojo fue 5,000 veces la combinación de energía térmica y potencia eléctrica generada en la planta nuclear Turkey Point, la cual fue sobrepasada por el ojo de la tormenta. La energía cinética del viento en cualquier instante fue equivalente a áquella liberada por una cabeza nuclear. Tal vez si con el tiempo, los humanos pueden viajar casi a la velocidad de la luz hasta las estrellas, entonces tendremos suficiente energía para intervenir el huracán con fuerza-bruta.

Los seres humanos están acostumbrados a tratar con sistemas biológicos químicamente complejos o sistemas mecánicos artificiales que incorporan una cantidad pequeña (por normas geofísicas) de energía de alta-calidad. Debido a que huracanes son químicamente simples "aire y vapor de agua" la introducción de un catalizador es poco prometedor. La energía involucrada en la dinámica de la atmósfera es mayormente energía térmica de baja-calidad, pero la cantidad de ella es inmensa en términos de experiencia humana.

Atacar ondas tropicales débiles o depresiones antes de que tengan oportunidad de crecer a huracanes tampoco es muy prometedor. Acerca de 80 de estas tormentas se forman cada año, pero solamente 5 de ellas se convierten en huracanes en un año típico. No hay forma de predecir cuales se desarrollaran. Si la energía liberada en una tormenta tropical fuera solamente 10% de áquella liberada en un huracán, todavía sería mucha potencia, así que la policía tendría que bajar las luces de todo el mundo muchas veces al año.

Quizás algún dia, alguien pensará en un plan o forma de debilitar los huracanes artificialmente. Es una idea cautivadora. ¿No sería maravilloso si pudiéramos hacerlo?

Quizás la mejor solución es no tratar de alterar o destruir los ciclones tropicales, si no aprender a vivir mejor con ellos. Ya que sabemos que las regiones costeras son vulnerables a las tormentas, los códigos de construcción que ayuden a que las casas se mantengan en pie con vientos fuertes tienen que ser cumplidas. La gente que escoge vivir en estos lugares deben estar dispuestos a gastar una buena parte del salario en costos de seguro de propiedad – no tasas exorbitantes, pero unas que reflejen el riesgo de vivir en una región vulnerable. Además, hay que continuar con esfuerzos para educar el público en preparación efectiva. Ayudando naciones más pobres en sus esfuerzos de mitigación también puede resultar en salvar muchas vidas. Finalmente, tenemos que continuar nuestros esfuerzos para entender mejor y observar los huracanes con el fin de predecir su desarrollo, intensificación y camino con más efectividad.

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